"La democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo". Está en la esencia del sistema que los Gobernantes surjan de un proceso eleccionario en el que libremente participen los ciudadanos, pero ello no es suficiente para que exista una democracia real y efectiva. Previo al acto eleccionario en si, deben acontecer muchos factores que aseguren que su resultado expresará realmente la voluntad del pueblo, y con posterioridad al acto, que quienes fueron electos cumplan con el mandato recibido de sus representados. En definitiva, la democracia nos conduce a uno de los ideales más sublimes que el hombre ha intentado consolidar en la historia: una sociedad justa, equitativa, solidaria, con un grado equivalente de desarrollo, calidad de vida e igualdad de oportunidades en todo el territorio nacional, como lo proclama la Constitución Nacional. Pero a pesar de ello, en nuestro país faltan muchos cambios para que pueda concretarse ese ideal. Nos encontramos con una serie de limitaciones de orden ideológico, político, económico y cultural, que impiden poner en práctica plenamente una democracia real y participativa. El Gobierno Nacional, en varias oportunidades ha anunciado una reforma política con estos objetivos pero limitada a la elección de los legisladores nacionales, siendo necesario que la propuesta se extienda a todos los niveles Provinciales y Municipales.
La necesidad de iniciar un proceso de descentralización como camino para superar el subdesarrollo, no es solución si se limita a sustituir el monopolio de poder de elites centrales por el de elites locales o Regionales.
De nada nos serviría que la Nación transfiriera funciones o poderes a la Provincia de Buenos Aires, si los habitantes de nuestra Región, no tiene acceso fluido a ese poder. Sería sustituir la elite de Buenos Aires por la de La Plata, lo que no representaría cambio alguno.
Para quienes vivimos en el Sudoeste de la Provincia de Buenos Aires, los beneficios de la descentralización se asegurarían con el ejercicio de una democracia más plena, que se lograría con la creación de una Provincia Nueva, ajustada a nuestras necesidades. La Provincia de Buenos Aires, tal como está estructurada, no permite que habitantes de territorios tan alejados del poder central podamos ejercer iguales derechos que los que viven cerca de él o en otras Provincias.
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